¿Qué es la Cirugía Astral?

 

Habremos escuchado mil veces -o unas cuantas si estamos metidos en temas energéticos- algo de cirugía astral, psíquica, etérica o energética. Recibe diferentes nombres y es una técnica de sanación de varias terapias -no sólo de una-. Reiki o Sanación por Arquetipos la utilizan y, desde luego, es de lo más efectiva pero como todo en la vida, hay que saber qué significa y qué consecuencias puede tener.

 

Bien, como toda operación que se precie, es muy posible que tras someternos a una cirugía energética, nuestro cuerpo esté resentido y nuestra energía esté bastante revuelta. Eso será normal. Podríamos equipararlo a una intervención pero en un plano etérico, es decir, no físico sino en nuestro plano energético.

 

Como ya sabemos, somos energía y todo es energía y, por ende, nuestro cuerpo físico tiene su doble energético, de ahí que hayamos oído que, cuando a alguien le amputan una parte de su cuerpo, puede tener los mismos dolores o dolencias que antes de que sucediera.

 

Es decir, todos nuestros órganos físicos se componen de ese mismo órgano en un plano energético y como -en principio- la enfermedad se traduce en energía enquistada en una parte del cuerpo, lo que haremos será extraer, quitar, sanar o lo que sea menester en  la energía que está enferma. Y para ello, en estos casos (entre otros muchos) utilizamos la cirugía astral.

 

¿Y cómo lo hacemos?

 

En una camilla tumbados -aunque podría ser en una silla dependiendo de la dolencia-, la persona indicará lo que le sucede, lo que le duele o los síntomas que tiene. Es posible que no pueda verlo claramente o definirlo y para ello el terapeuta, mediante PNL y dando Reiki (en el caso de un terapeuta de Reiki) le dará Reiki en la zona del Tercer Ojo para que el paciente obtenga mayor claridad de lo que le sucede: a veces puede ver imágenes, recordar vivencias que creía olvidadas o incluso llegar a una regresión de vidas pasadas. Lo importante aquí son dos cosas:

 

Por un lado, el paciente ya está preparado para soltar, eliminar y borrar de su mente unas vivencias, una energía enquistada que no le dejaba avanzar en la vida, que estaba retrasando su evolución. Por otra, al hablar, al traer del subconsciente al consciente todos esos recuerdos, ya los está sanando y transmutando, tomando conciencia de la situación.

 

Por otro lado, el terapeuta hará la parte de “médico o cirujano energético” extrayendo cuidadosamente -y sabiendo muy bien lo que está haciendo-, la energía enquistada. Liberará a su paciente de una energía dañada que podría incluso llevarle a la enfermedad.

 

¿Y qué pasará a continuación?

 

Que el cuerpo del paciente se sentirá aliviado pero también, y dependiendo de todo lo que haya estado hurgando y moviendo el terapeuta, se sentirá algo molesto o dolorido, aunque no siempre. Es decir, cuanto mayor sea la sanación, más horas tardará la persona en recuperarse energéticamente hablando.

 

Pero no hay que alarmarse. Como todo en la vida, hay que hacerlo con cabeza y con medida. No podríamos operar de cinco cosas a la vez al igual que no lo haríamos en la vida real. Cualquier cirugía energética no deja de ser una operación energética y por ello hay que respetar unos días de convalecencia y reajuste energético. Nuestro cuerpo, día a día se irá restableciendo (aunque podría ser en minutos o en horas) y, tras ese período de transmutación, proceso de purificación, de esa crisis de sanación, nos sentiremos liberados y mucho mejor, como si nos hubieran quitado ese saco en la espalda que cargábamos y que no era nuestro.

 

Como siempre, cuando decidas someterte a una cirugía astral, elige muy bien a tu cirujano, tanto como lo harías en la vida real para no errar. Con la energía no se juega jamás.