Aprender a canalizar

 

Pero,  ¿qué es canalizar? ¿Qué sentido tiene? ¿Es real?

 

Muchas personas no entienden el significado de canalizar. Se creen que alguien que canaliza está completamente loco, para encerrar o tiene súper poderes. Y nada más allá de la verdad. Todo el mundo, todos, podemos canalizar. La técnica es sencilla, hasta un niño de tres años podría canalizar, de hecho los niños canalizan sin más, sin ser conscientes de ello.

 

Lo importante aquí es la finalidad y cómo está nuestro canal.

 

Nosotros, todos, canalizaremos según nuestro nivel vibratorio. Es decir, si nuestra vibración es alta y por ende nuestro canal está limpio, la información que nos llegue será la idónea, la aceptable, creíble y nos servirá de gran ayuda para lograr entender algunos embrollos y dudas, atascos de la vida terrenal.

 

¿Qué es canalizar? Como la palabra indica, es hacer de canal. Pero… ¿de qué? ¿De dónde?

 

Somos espíritus encarnados viviendo una experiencia humana. Por eso, cuando nos conectamos  a nuestra esencia, a esa parte divina, perfecta, nos estaremos conectando a esa parte de nosotros que es eterna, que nunca muere y que todo lo sabe, esa parte pura y sagrada que existe dentro de cada ser viviente.

 

Sin embargo, además de conectar con nuestro Yo Superior para obtener información de primera mano, -que viene de planos superiores-, de la Fuente, del Todo, podemos conectarnos con Maestros Ascendidos, Ángeles y Arcángeles, con nuestro Ángel Custodio o Ángel de la Guarda que nos acompaña en esta prueba llamada vida, esta carrera de fondo repleta de pruebas una y otra vez. Es decir, podemos conectarnos con infinidad de frecuencias vibratorias, de energías.

 

Ahora bien, si nuestra energía es muy mundana, muy terrenal, si no ha comenzado nuestro despertar y no nos trabajamos nuestra propia evolución, es muy probable que todas esas energías de alta vibración no se comuniquen con nosotros y sean sustituidas por otras cuyos mensajes dejarán mucho que desear, serán poco creíbles o verdaderos disparates.

 

Por eso, un primer ejercicio antes de comenzar a canalizar sería limpiar el canal. ¿Cómo? Tenéis un post al respecto pero, como puntos principales:

 

Con hábitos saludables: dormir suficiente, alimentarse bien, estar en contacto con la naturaleza, tener pensamientos positivos, practicar deportes o ejercicio, aprender a respirar adecuadamente, hidratarse convenientemente o recibir energía solar.

 

Una vez que vamos soltando y limpiando, digamos que ese canal repleto de barro, hojas, troncos, basura y otros imprevistos, se irá despejando y el agua será más cristalina y la información recibida, -por ende-, será más auténtica, menos disfrazada, más clara.

 

Somos un canal, por este canal pasan imágenes, palabras, sensaciones, energía sanadora… Hay muchas energías en el mundo y nosotros nos conectamos con ellas desde nuestra coronilla (séptimo chakra) hacia arriba, hacia otros planos, hasta conectarnos con la Fuente, la Divinidad.

 

Cada persona utilizará técnicas diferentes para conseguir información, hay múltiples maneras de conectarse. Cada manera será idónea para un fin: para obtener información de los Registros Akáshicos, para canalizar a un ser viviente, canalizar una casa, nuestro Yo Superior o lograr una conexión con nuestro Ángel Custodio. Y todas son válidas, todas sirven para un único fin: sanar.

 

El fin de la canalización no es adivinar, sacar información o cotillear sobre lo que no es de nuestra incumbencia. El único fin es arreglar asuntos pendientes en la vida terrenal, lograr comprensión, claridad ante la oscuridad, entender el porqué de nuestras emociones o actos, lograr pautas para seguir avanzando en el camino de la vida.

 

Canalizar es una técnica más que nos ayuda a sanar, es una herramienta de sanación y quien lo vea de otra manera lo único que conseguirá será crear karma sin parar. Utiliza la canalización como una técnica para mover energía, sanarla, traer problemas a resolver del inconsciente al consciente, tener información o recibirla para poder actuar por el camino que tu alma te indica.

 

No estamos aquí solos, somos seres conectados con planos superiores. Nos guían, nos arropan y, si sabemos escuchar, recibimos continuamente señales para no errar, para no perdernos por el camino o cegarnos con propósitos que nos alejan mucho del regreso a casa.

 

Cada cual tendrá su manera única y personal sobre su manera de conectarse con la Fuente. Aprende la tuya y comienza a sanar. Todo sanará a la par. Es una herramienta muy potente de sanación.